lunes, 26 de enero de 2009


the quiet beach
acrylics on cardboard on canvas
12" x 16 "

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tener un contacto permanente con esta obra es un gran honor. Que la misma se encuentre entre las de otros artistas que aprecio, es una fortuna.
El habitáculo desprovisto de ventanas al cielo al que mudaron mi humanidad laboral hace ya algún tiempo está de algún modo camuflado detrás del océano. Porque cuando miro una marina, en realidad veo una océana y los botes y veleros, de un lado y del otro de la orilla, me recuerdan a mí misma cuando descanso, inmóvil, de las aguas turbulentas de la vida, o cuando emprendo largas travesías, como la que un día emprendí con un marino en el vientre. Poco después supe que en realidad no era un marino, sino un oceánico.
Esta pintura en particular me inspiró la idea de que las obras que nacen de nosotros se dejan acompañar por algún tramo y después, si no naufragan, nos trascienden más allá de nuestros marcos de carne o de madera, tocando puertos a los que solo llegaremos a través de ellas.
Por eso vale la pena intentar hasta lo imposible para que no naufraguen.
Feliz viaje, pintor.